Pozo petrolero en la distancia
las majadas que levantan
polvaredas en su andar,
viento que tortura y enmudece
que me enfría y adormece
y se lleva mi cantar;
Patagonia inmensa que me traga,
que me atrae y que me llama
y es razón de mi cantar.
Mi caballo solo se endereza,
tazca el freno y su cabeza
niega y niega al parecer,
tantas leguas pisando coirones,
matas negras a montones,
que su paso hacen cambiar;
Patagonia inmensa que endurece,
mi coraje fortalece,
y mi paso hace cambiar.
Patagonia, leyenda y misterio
escriben tus horas,
Patagonia, que algún lápiz sabio
dibuje tu aurora;
Patagonia, mil gritos de olvido
pronuncian tu nombre;
Patagonia, de un lado promesas
del otro tus nombres.
La nieve penetra en el chorrillo
como el filo de un cuchillo,
y lo agiganta con placer,
vuela y juguetea por la vega,
jubilosa por la entrega,
pues su agua hace crecer;
Patagonia inmensa, pasto duro,
del trabajo y del futuro,
dando agua hace crecer.
Y voy con mi perro a mi costado
mi pensamiento asombrado
me obliga a sobrevivir;
nubes que veloces se desplazan,
a otros rumbos y a otras razas,
su destino es conocer;
Patagonia inmensa, que te quiero,
ya es tu tiempo y solo espero,
que te puedan conocer.
Patagonia, valientes pioneros,
riqueza escondida,
Patagonia, tus aguas se escurren
alumbrando vida;
Patagonia, mil gritos de olvido
pronuncian tu nombre;
Patagonia, de un lado promesas
del otro tus nombres.