Eras como la bruma suave de un día nuevo
que al amanecer se iba
eras como un encantamiento,
una tierna desconocida,
y que me dejaba ansioso de saber,
de como y cuando volverías.
Con el temor detrás del llanto me querías
cautiva de nuestros instintos
y en los preludios del amor,
queriendo cerrabas tu herida
y en el sosiego del sueño del después
otra vez desaparecías.
Te vas de mí, dejando mi alma en sombras,
ando comprando el amor hecho
tratando de olvidar tu olvido
una sola vez, te amé y solo fui
cantor que una noche te cantó.
Eras un río arisco con su melodía,
eras un rezo que curaba,
eras la placentera muerte
en las manos que yo quería
y si aún te extraño es porque me quedé
con el hambre de tus caricias.
Si alguna vez te vuelvo a ver sabrás de mí
por el rubor de tus colores,
te taparé con mis canciones
por los años de estar tan lejos
y me apostaré a que no te vas a ir
después que vuelvas a ser mía.
Te vas de mí, dejando mi alma en sombras,
ando comprando el amor hecho
tratando de olvidar tu olvido
una sola vez, te amé y solo fui
cantor que una noche te cantó.